Sin duda alguna una de las franquicias más exitosas de los últimos años han sido los Patriotas de Nueva Inglaterra. Llegar a la plenitud de un equipo no es fácil, unos llegan providencialmente como los Jets que ganaron el Superbowl III, otros como los Acereros de los años setenta requirieron de la astucia de Chuck Noll para convertirse en una dinastía, mismo caso que el de los 49es de Bill Walsh en los años ochenta o los Vaqueros de Jimmy Johnson de los noventa (Que aunque Barry Switzer fue el coach de Dallas en 1995, la mayoría de los jugadores eran parte del equipo que Johnson formó).
Los Patriotas que han sido el equipo de la década hasta el momento tuvieron una oportunidad de convertirse en un equipo grande a finales de los años setenta.
Todo comenzó el 26 de enero de 1973 cuando los Patriotas designaron a Chuck Fairbanks como entrenador en jefe. Fairbanks había sido el entrenador en Jefe de los Sooners de Oklahoma durante los pasados seis años en lo que había llevado a su equipo a 3 títulos de la conferencia de los Ocho Grandes. La llegada de Fairbanks causó revuelo e incluso en su primer Draft como entrenador en jefe, Fairbanks seleccionó a John Hannah, Sam Cunningham, Ray Hamilton y Darryl Stingley. Tuvieron que pasar 3 años para que Fairbanks transformara una franquicia perdedora en una ganadora y en 1976, los Patriotas terminaron como líderes divisionales con record de 11-3 avanzando a la postemporada por primera vez en su historia. En el partido divisional, Nueva Inglaterra se enfrentó a los Raiders de John Madden. Los Raiders ganarían un dramático partido con marcador de 24 a 21 encaminándose a lo que sería su primer título en la NFL.
Un año después Fairbanks volvió a darles un record ganador a los Patriotas que terminaron 9-5 pero lamentablemente para ellos, sus aspiraciones de dos postemporadas en fila se vieron truncadas gracias a que Baltimore y Miami, con quienes compartían división quedaron arriba de ellos con marca de 10-4.
La temporada de 1978 iba caminando incluso mejor que la de 1976. Los Patriotas estaban con marca de 11-4 faltando un juego y fue entonces cuando Fairbanks abrió la boca.
El ex entrenador de Oklahoma anunció que renunciaba al equipo para regresar a las filas del futbol americano colegial con la Universidad de Colorado. El dueño del equipo Billy Sullivan lo suspendió por infringir las normas del contrato que tenía firmado con Nueva Inglaterra. Los Patriotas perderían ante los Delfines el último partido de la temporada para finalizar con marca de 11-5 al igual que Miami.
Unos Patriotas desmotivados se enfrentarían a los Petroleros de Houston en la ronda divisional, al ver el descontento del equipo, Sullivan le levantó el castigo a Fairbanks para que pudiera dirigir a Nueva Inglaterra en aquel partido tan importante, lamentablemente, fue muy tarde. Los Patriotas perderían ante los Petroleros por marcador de 31-14 en el último juego de Fairbanks al frente de su equipo.
Nadie sabe qué hubiera pasado si Fairbanks no hubiera anunciado la salida del equipo, posiblemente los Patriotas hubieran continuado su camino hacia el Superbowl el cual fue ganado por los Acereros, posiblemente la historia hubiera sido la misma, lo que es cierto es que, de haberse quedado en la institución, la visión de Fairbanks hubiera ayudado a los Patriotas a pelear por mejores records en la década de los ochenta.
Fairbanks estuvo como entrenador en jefe de la Universidad de Colorado por 3 años en los que obtuvo un record global de 7-26. Seguramente Billy Sullivan estuvo muy contento de ver al coach que parecía que lo llevaría al título, fracasar en el futbol americano colegial después de haber sido traicionado por él.
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