
En 1977 Darryl Stingley fue el mejor receptor de los patriotas con 39 recepciones para 657 yardas. En la pretemporada de 1978, Jack Tatum de los Raiders de Oakland le propinó un fuerte golpe que lo dejó paralizado de la cintura para abajo. Darryl Stingley no volvería a caminar en su vida.

Los números de Stingley posiblemente no impresionen a nadie puesto que hoy en día muchos receptores logran esos mismos números pero en una sola campaña, pero la manera en la que salió de la NFL es algo que no se le desea a nadie.

A los 25 años del accidente Tatum trató de contactar a Stingley para ofrecerle una disculpa, pero este se negó alegando que lo único que quería Tatum era publicidad para su libro “Confessions of NFL Assassin Jack Tatum” (Confesiones de un asesino de la NFL: Jack Tatum, 1996).
Stingley escribió su propio libro “Happy to be alive” (Feliz de estar vivo, 1983) mientras trabajaba como jefe de personal para la organización de los patriotas.

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